jueves, 28 de agosto de 2008

JOSÉ LEZAMA LIMA



Inspirado por una profunda y repentina nostalgia, me he dado a escribir sobre aquellos cubanos inolvidables, padres de la cultura nacional, efigies perpetuas de la magnitud del arte cubano. Este es solo un recordatorio, sería inútil abarcar en un escueto Post toda la obra, vida, complejidad histórica y polifacética de cada uno de los personajes. Pero como la memoria se alimenta tanto de hilachas como de torrentes, con estos finos hilos trato de mantenerlos vivos, al menos en el interés de los conocedores, y de prender la chispa de la curiosidad para los novatos.

José Lezama Lima, grande entre los grandes de la narrativa del siglo XX, era (...)"un escritor de palabra golosa, henchida de barruntos sobre las más extraordinarias imaginerías. En él, el vocablo se hunde, como inmenso cucharón, en un caldo que contiene todos los saberes y todos los sabores y logra extraer, inimaginablemente entremezclados, bocados que son imágenes, que son poesía. Lezama es un poeta de lo sensual; escritor de una palabra que es deleite, que es placer, que es plenitud." (Rafael Fauquié, Escribir la Extrañeza)

Fundador de varias revistas que marcaron épocas, poeta de una sensibilidad y sabiduría extraordinarias, culto, conocedor a fondo de los clásicos griegos. Su obra culterana está saturada de claves, enigmas, alusiones, parábolas y alegorías que aluden a una realidad secreta, íntima y, al mismo tiempo, ambigua. Barroco, expresivo, alquimista conocedor de todos los misterios, supo mantener a su exquisita poesía inmutable al margen de los cambios acaecidos en la cuba de los 60 y 70, como un solitario islote donde resguardarse de la corriente unificadora que arrollaba todo a su paso.

Su monumental obra Paradiso, condensa todo su universo e imaginario poético en una prosa impecable, su enciclopédico conocimiento y su pasión inalterable por la literatura y la vida. Representó dentro de la literatura hispanoamericana una ruptura radical con el realismo y la psicología y aportó una alquimia expresiva que no provenía de nadie.

Recordemos a Lezama, el poeta, el alquimista, el profundo conocedor del alma humana.

No hay comentarios: