martes, 26 de agosto de 2008

JOSÉ MARTÍ


Autorretratos hechos por José Martí.

José Martí Pérez. Su pensamiento y obra han permeado a todo cubano de las generaciones posteriores a 1895. Todos conocen su obra, su vida. Se ha escrito mucho y se escribirá sobre este hombre adelantado a su tiempo, con su visión de futuro clarividente y un humanismo sin par en la historia cubana. Poco se ha escrito sin embargo sobre sus inquietudes plásticas. Fue Martí un buen dibujante y un genial crítico de arte.

A su paso por Zaragoza, en su primer destierro a España y conociendo un cuaderno de dibujos del Goya niño escribió:

(...) Goya, que hacía cabezas con lápiz rojo a lo Rafael, que he visto en su cartera de niño en Aragón; y luego hizo sus cucuruchos de obispos y sus cabezas sin ojos, y una maja que todavía no me he podido sacar del corazón. Es de mis maestros, y de los pocos pintores padres. (1)

La transgresión pictórica de Goya, su arte de ruptura y más grotesca, la siente Martí en cuadros menores: Lo que devela el ojo aguzador, y la sensibilidad artística de nuestro cubano universal. Así dice con suprema seguridad para La Nación en 1886:

De Velázquez y Goya vienen todos –esos dos españoles gigantescos: Velázquez creó de nuevo los hombres olvidados; Goya, que dibujaba cuando niño con toda la dulcedumbre de Rafael, bajó envuelto en una capa oscura a las entrañas del mundo humano y con los colores de ellas contó el viaje a su vuelta. – Velázquez fue el naturalista: Goya fue el impresionista: Goya ha hecho con unas manchas rojas y parduscas una Casa de Locos y un Juicio de la Inquisición que dan fríos mortales: allí están, como sangriento y eterno retrato del hombre, el esqueleto de la vanidad y la maldad profundas. Por los ojos redondos de aquellos encapuchados se ven las escaleras que bajan al infierno. Vio la corte, el amor y la guerra y pintó naturalmente la muerte. (2)

Es Martí fino orador, poeta, periodista, artista “davinciano” continuador del ideal del hombre renacentista y bíblico a la vez; su devoción por su patria lo lleva a inmolarse en su altar para fundar una nación cubana nueva y su interés por todos los aspectos del arte y conocimientos cimientan ese ideal del hombre renacentista en lo más profundo de su ser.


Notas:
1-José Martí. Obras completas. Ob. cit., t. 21, p. 189.
2-José Martí. Obras completas. Ob. cit., t. 19, pp. 304-305.

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