Una palabra se ha adueñado del vocabulario humano en estos días, una palabra que resuena en todos los lenguajes y dialectos; crisis. Vivimos en crisis.
Pero, ¿vivimos AHORA una crisis? o ¿ vivimos hace MUCHO TIEMPO una descomunal crisis que avanza como avalancha indetenible arrollando todo a su paso? La manifestación económica de esta "crisis" ha venido a opacar todos los aspectos que subsisten ocultos desde hace mucho y nos sumen en una crisis más profunda y amarga que la actual: la falta de interés por nuestro planeta, por la humanidad, la pérdida de valores imprescindibles tales como la amistad, el amor, la fraternidad.
La cultura de lo superfluo, lo innecesario, lo banal suple cada día el espacio que deberíamos dedicar a cultivar nuestro espíritu, nuestra alma y ¡como no!, nuestro cuerpo. Cultivarlo, alimentarlo pero con conciencia ecológica, con ánimo de renovar, de crear, de reproducir y no de predar al planeta y a la humanidad como un tigre dientes de sable sacado de un laboratorio futurista.
Veo las noticias y me alarmo pensando que vendrá mañana, siento pena por los desamparados científicos que se enfrascan en investigaciones inútiles gastando inmensas fortunas mientras mueren miles de personas en el mundo que jamás conoceran sus resultados.
Estoy perdiendo la confianza en el ser humano...
Mientras los "fuegos fatuos" de una salida económica deslumbran a muchos yo seguiré esperando por una salida "humana" que mitigue el hambre y la fatiga de tanto pobre en el mundo, y destierre la guerra a los libros de historia y las peores pesadillas de quienes como yo, sueñan con la grandeza del hombre.
Dayron Portela Aguiar © 2009
martes, 24 de febrero de 2009
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